Amurallado completamente y con casitas bajas, todas al más puro estilo alemán. Eso sí, por la noche (eso hablando de la 6 de la tarde) ya no hay un alma. Salimos a cenar y pa la pensión. Al día siguiente otra vueltilla, esta vez con sol y seguimos rumbo.
Por cierto, tiene una tienda Kathe Wohlfahrt's que es de cuento.
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