jueves, diciembre 20, 2012

Conociendo Islandia en 11 días: día 11

El día 11 ya amanecimos en Reikiavik. Para despedirnos cayó una helada de las buenas por la mañana. Habíamos pasado la noche muy cerca del punto de entrega de la furgoneta.Desayunamos, hicimos las maletas y recogimos la furgo, para después llevársela a nuestro amigo furgonetero.

La devolución fue sin problemas y el hombre nuevamente muy agradable. Nos acercó hasta el hotel en el que pasaríamos esa noche. Como la entrada no era hasta las 2 de la tarde, dejamos las maletas en el hotel y salimos a dar un paseo por la capital, único momento en el que sacamos la cámara.

El hotel era muy céntrico, y pese a no estar mal, tampoco hacía honor a sus 4 estrellas. Se me olvidaba, lo primero que hicimos nada más llegar al hotel, fue sacar el flybus para ir al aeropuerto al día siguiente. Tengo entendido que, por norma general,se puede sacar el billete en casi cualquier hotel.

Una vez salimos, dimos una pequeña vuelta por el centro. Visitamos la catedral, que la verdad es preciosa, subimos a la torre para ver una panorámica de Reikiavik (unas 1000ISK cada uno creo recordar) y entramos en una cafetería bastante peculiar.

Reikiavik

Reikiavik

Reikiavik

Reikiavik

Después de eso ya fuimos al hotel a deshacer las maletas y a relajarnos un poquito. Salimos a comer a un "bistro" cerquita del hotel, del que no recuerdo el nombre. Después unos souvenirs y otro poco de paseo por el centro.

Como podéis ver en la panorámica, el centro de Reikiavik está formado por pequeños edificios y casas, que no superan los 4 pisos más o menos. Es muy pequeño para ser el centro de una capital europea, pero tiene mucho encanto, y puedes pasear sin apenas confluencia de coches.

Las afueras ya tiene un poco más de tráfico y es más zona "laboral" e incluso zona residencial. De todos modos Reikiavik se puede considerar pequeña, aún teniendo en cuenta las afueras.

Para cenar decidimos ir a un buen restaurante como despedida. Elegimos el Laekjarbrekka. Pedimos cordero y ganso, y la verdad es que estaba exquisito. La comida es algo más cara que en Asturias en general, pero muy poquito, teniendo en cuenta que el restaurante era de los buenos.

Para finalizar el viaje, una aurora boreal (sin cámaras) en el puerto de Reikiavik y a dormir. Al día siguiente madrugón, aeropuerto y rumbo a Londres. Y aquí se acaba la aventura islandesa. Colorín colorado, este bonito cuento se ha acabado.

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