Amanecimos el día 10 bajo una mañana despejada y helada en Stykkishólmur. El pueblo pesquero es bastante bonito y uno de los más grandes que nos encontramos.
Tras desayunar comenzamos el viaje del día en furgo. Tocaba rodear la península de Snæfellsnes. El camino en coche depara paisajes muy bonitos, especialmente en la zona norte, donde las montañas reflejadas en los lagos en calma daban lugar a preciosas panorámicas, al igual que los extensos campos de lava.
Después de unas paradas fotográficas y un tramo de carretera, hicimos una pequeña parada para tomar un café en Ólafsvík, nuevamente un pequeño pueblo pesquero de Islandia, en el que se encuentra una montaña con forma muy característica y fotogénica.
Después de un rato por la zona, llegamos a los pies del volcán que da nombre a la península, el Snæfellsnes, cuyo cráter está cubierto de hielo y que ha sido elegido por Julio Verne como inspiración en su Viaje al Centro de la Tierra, como lugar de entrada.
Para hacer cima hace falta una excursión guiada con todoterrenos y motos de nieve, por lo que solamente lo vimos desde la carretera y alguna desviación.
Proseguimos por la carretera rumbo a Reikiavik. Por el trayecto paramos por Hellnar y Arnarstapi, pueblecitos que estaban desiertos en esta época del año.
Por último, y ya cerquita del destino, hicimos una pequeña parada para merendar, ya muy cerquita de Reikiavik, en Borgarnes, una pequeña ciudad de 2000 habitantes, pero de las poblaciones más grandes que nos encontramos.
Después de un chocolate y algo de bollería para paliar el frío, cruzamos un túnel (único tramo de peaje de Islandia) submarino de Hvalfjarðargöng. Puede evitarse, pero das mucho rodeo.
Finalmente, ya prácticamente en la capital, contemplamos un precioso atardecer, para el que, por supuesto, tuvimos que parar a echar unas fotos.
Dimos una vuelta por la ciudad, y luego nos fuimos a pasar la última noche en la furgoneta. Aparcamos cerca del lugar de devolución, pues a las 10 habíamos quedado para dejarla. Una última noche bien fría para despedirnos de la aventura.
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