Después de una ducha revitalizante tras unos cuantos días "a lo gochu", partimos para Jökulsárlón. Habíamos preguntado en la oficina de información y souvenirs de Skaftafell si en aquella época (recordamos mediados de octubre) seguían haciendo pequeñas salidas de barcos anfibios por el lago del glaciar (Yo lo llamaría más bien ría que lago, pues desemboca en el mar). Nos dijo que sí, por lo que arrancamos para que nos diese tiempo antes de que cerrasen. Si no recuerdo mal alrededor de las 17:00 es la última salida programada en esas fechas, aunque si hay gente suficiente y luz, daba la sensación de que salían otra vez si hiciese falta.
Tardamos poco en llegar, menos de una hora (no recuerdo exactamente cuanto), gracias entre otras cosas a que en el sur las carreteras están asfaltadas y por lo general tienen largas rectas. De momento siempre siguiendo la ring road.
Al llegar recuerdo que nos maravilló ver el glaciar y los icebergs flotando. Nos apresuramos para poder coger el barco. Llegamos y pronto salió uno. No fue excesivamente caro (7000 ISK dos personas) Estábamos rodeados de japoneses en el barco.
A bordo te explicaban todo tipo de cosas sobre el glaciar y los icebergs y cogían un bloque (grande) de hielo del agua y te lo daban a probar y podías cogerlo.
Tampoco hicimos excesivo caso. Yo escuchaba un poco de fondo, pero me dediqué más a hacer fotos que a otra cosa
Después de la excursión bajamos a la playa de Jökulsárlón (están casi pegados, se puede ir a pie muy rápido), donde los icebergs del glaciar llegan arrastrados por la corriente. Es muy relajante ver cómo las olas rompen sobre los pedazos de hielo. Nos pasamos un buen rato echando fotos por allí.
Por último ya atardeciendo, volvimos al lago a sacar unas fotos, pues estaba realmente bonito.
Después de la sesión nos pusimos a hacer un poco de carretera, para al día siguiente tener más tiempo para ver los fiordos del este, que era nuestro siguiente destino. No se veía nada, pues era más o menos luna nueva y allí las farolas (y la civilización) brillan por su ausencia. Después de un rato conduciendo paramos en uno de tantos letreros que había por la zona con un pino y un banco. No teníamos ni idea de dónde estábamos.
Había una mancha con forma similar a una nube, pero que no era exactamente una nube (no sé cómo describirla). Me preguntaba si eso sería una aurora boreal, pero aquello no pasaba del color blanco. Cenamos una sopina en la furgo y al salir pregunté... ¿Hay aurora o no hay aurora? (Había mirado las previsiones y había posibilidades de verla) Y sí! Allí estaba nuestra primera aurora boreal del viaje.( Aquel polvito blanco en forma de nube nos dió información buena para días posteriores).
Pudo más la emoción de lo que luego realmente fue, pues estábamos entusiasmados por ver nuestra primera aurora boreal, pero resultó de poca intensidad y pronto las nubes de apoderaron del cielo. Eso sí, no dejaba de ser la primera vez que la contemplábamos y culminó un día redondo.
La foto de esta aurora es simplemente testimonial :P
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